Las metodologías educativas innovadoras han venido para quedarse, y esto no es ya ninguna novedad. El vértigo que provocaba la llegada de la nueva ley de educación, el asentamiento de las TIC en el día a día docente y, en suma, la innovación pedagógica, han dado paso a la aceptación y, finalmente, (y dado el aumento de la motivación y la curiosidad del alumnado), a su aplicación generalizada en las aulas. Pues gracias a estas prácticas, tenemos la oportunidad de fomentar valores como la empatía, la colaboración y el liderazgo. En este sentido, un pequeño proyecto que se está llevando a cabo en nuestro centro consiste en implicar a los alumnos y alumnas de sexto de primaria en el apoyo y acompa-ñamiento de los niños y niñas de Educación Infantil durante los recreos.
Esta experiencia no solo permite conocer y apreciar los valores y las normas de convivencia entre los diferentes niveles, sino que también potencia habilidades socioafectivas, enseñándoles a actuar de forma empática y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía. Pues este es uno de los fines de la Educación Primaria.
La dinámica del programa “El recreo compartido”, que surgió a principios del presente curso como una necesidad, dadas las características del alumnado de Educación Infantil, se ha convertido en un proyecto en el que los chicos y chicas mayores se han implicado de forma íntegra.
La iniciativa busca como objetivo transformar el recreo, normalmente concebido como un espacio de descanso y diversión, en un momento de aprendizaje mutuo y cooperativo.
Los alumnos y alumnas de sexto aceptaron la propuesta con mucha ilusión. Comenzaron diseñando sus tarjetas identificativas en la aplicación CANVA, hicieron grupos de cuatro o cinco niños/as y establecieron los turnos semanales. Además, aprovechan los chalecos reflectantes que usan en los desplazamientos activos para favorecer su localización y, como no, sentirse más importantes.
Durante el tiempo de recreo recogen sugerencias musicales de los más pequeños y hacen dedicatorias en la Radio Escolar, juegan con ellos utilizando los distintos materiales disponibles en función de las actividades de centro que se estén realizando (cuentacuentos, trucos de magia, experimentos, …), utilizan el banco de la calma para la resolución de conflictos, etc.
Como recompensa por esta labor reciben una “paga extra” semanal con “saludeuros”, los billetes que usamos en el centro con la puesta en práctica del Proyecto Escolar Saludable.
Los estudiantes de sexto no solo aprenden sobre el valor de ayudar a los demás, sino que también ganan confianza en sí mismos al ver que su intervención es positiva para los pequeños.
Al tener que interactuar con niños más pequeños, deben ser capaces de explicar las reglas de un juego de manera clara y amable, mediar en conflictos de forma pacífica, y transmitir actitudes de respeto y solidaridad.
Por otro lado, para los niños de Educación Infantil, la presencia de los mayores, entre los cuales suelen haber hermanos/as mayores y primos/as, les permite sentirse más reconocidos y respetados. Al ser guiados en el recreo, pueden disfrutar más plenamente del juego y aprender a relacionarse de manera positiva con otros compañeros y compañeras, mejorando sus habilidades sociales y autonomía.
Para garantizar actuaciones adecuadas de los “alumnos/as acompañantes”, es necesario proporcionarles herramientas de gestión emocional, estrategias de resolución de conflictos y pautas claras sobre cómo interactuar con los niños más pequeños. Además, es fundamental que los docentes supervisen estas interacciones.
En conclusión, esta experiencia educativa es un ejemplo claro de cómo los momentos informales de la jornada escolar, como el recreo, pueden transformarse en valiosas oportunidades de aprendizaje.
Docente Coordinadora: Inmaculada Cerrillo Patiño
CEIP Infanta Cristina