Proyecto «Arte en movimiento»

Equipo docente del CEIP “Nuestra Señora de Gracia” de Villamanrique (Ciudad Real)

En este pequeño colegio rural, donde apenas 53 alumnos comparten pupitre entre Infantil y Primaria, nació una idea que ha demostrado que el arte y la magia de enseñar pueden transformar la educación.

El proyecto “Arte en movimiento”, creado por el equipo docente del CEIP “Nuestra Señora de Gracia”, no solo ha acercado a los niños a la pintura y la creatividad, sino que les ha permitido vivirla, sentirla y hasta convertirse parte de ella. El resultado: un proyecto lleno de aprendizaje y de magia para que los niños nunca perdieran el interés por investigar y dejarse sorprender. Una experiencia inolvidable para toda la comunidad educativa.

El punto de partida fue sencillo pero ambicioso: ¿cómo acercar a niños y niñas, con pocas oportunidades culturales en su entorno, al mundo del arte? La respuesta fue diseñar un proyecto anual dividido en dos grandes bloques. En el primero los protagonistas fueron los “colores convertidos en crayones gigantes”, que llegaban disfrazados al colegio dispuestos a sorprender y presentar una técnica artística, junto con un pintor que utiliza esa técnica. Así, el puntillismo vino de la mano de Seurat, el “dripping” de Pollock, pasando por las líneas rectas de Mondrian, el collage con Mattisse o el grafismo creativo de Hervé Tullet. Cada quince días, los alumnos investigaban, experimentaban y compartían sus descubrimientos. Los “crayones gigantes” cumplían a la perfección su papel motivador para que nunca se perdiera el interés y la magia. El aprendizaje se mezclaba con la fantasía (“sorprendizaje”) y el arte dejaba de ser algo lejano para convertirse en un juego lleno de retos.

El segundo bloque llevó la emoción un paso más allá; de repente, un cuadro del Museo del Prado “perdía” un marco, el caballo del Conde-duque de Olivares, pintado por el mismísimo Velázquez, apareció en el patio del colegio, incluso una lluvia de girasoles de Van Gogh o un trocito de playa de Sorolla. Aunque no tuvieron competencia con los muchos “chupa chups” que aparecieron para ser degustados, y saber más tarde que el logotipo de esta chuche la diseñó el mismísimo Dalí. Cada hallazgo se compartía con el resto del centro en un clima de cooperación, creatividad y entusiasmo. El viaje culminó con una excursión al propio Museo del Prado, donde el alumnado pudo contemplar en directo lo que había estudiado con tanta pasión.

Pero la guinda llegó en nuestro festival fin de curso; “Arte en movimiento” se hizo realidad y los alumnos pudieron convertirse en los personajes vivientes de los cuadros que habían trabajado, dieron vida a las obras sobre el escenario, con música, color y movimiento.

El proyecto ha dejado huella; los niños han ganado autonomía, confianza y una mirada más abierta hacia la belleza y la creatividad. Ha quedado demostrado que el arte no solo se contempla, sino que también se vive.

Para terminar, nos gustaría dar las gracias a todo aquel que aporta su grano de arena para que el proyecto salga adelante: maestros, familias, autoridades, vecinos de la localidad, artistas que pasaron por esta vivencia maravillosa.

Y por hacer realidad sueños: “cuando la educación se llena de arte, la magia
ocurre”.

Acceso Afiliados

¿Contraseña perdida?

Para cualquier incidencia con el inicio de sesión contacta con nosotros en incidencias@marpadal.com