El último informe PISA refleja resultados que ponen manifiesto los puntos débiles del sistema educativo español: la necesidad de coherencia y vertebración del sistema, la rigidez de la estructura, un modelo pedagógico que favorece el abandono del alumnado y una formación profesional que merece ser puesta en valor.
En este escenario, ANPE se reafirma en que es imprescindible apostar decididamente por la calidad de la enseñanza pública mediante el aumento de la inversión, de forma que se asegure la adecuada dotación de medios y recursos tanto personales como materiales. Del mismo modo, considera que la atención al profesorado debe ser prioritaria y que resulta necesario legislar un estatuto docente que contemple sus derechos y deberes, su valoración y dignificación ante la sociedad, y una verdadera carrera profesional que haga la docencia más atractiva y motivadora.